La desaparición de David y Chloe en 2013: un misterio revelado
Durante el verano de 2013, el experimentado buceador David Miller llevó a su hija de nueve años, Chloe, a una inmersión matutina en la costa de Cayo Largo, Florida. Ambos compartían una profunda pasión por el océano y su mundo submarino.
David, biólogo marino, solía enseñarle a su hija a observar los corales y las criaturas marinas. Esa mañana, todo parecía perfecto: el mar en calma y el cielo despejado prometían un día perfecto.
A las ocho de la mañana, padre e hija zarparon en una embarcación alquilada, recibidos por varios testigos que los vieron zambullirse alegremente en las olas.
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- Hacia el mediodía, la preocupación creció en la orilla: aún no habían regresado.
- El barco permaneció vacío, meciéndose silenciosamente en el agua, con todo el equipo intacto.
- La guardia costera inició inmediatamente una búsqueda.
A pesar de tres días de búsqueda intensiva con helicópteros, barcos y buzos, desapareció todo rastro de David y Chloe. No se encontraron ni sus cuerpos ni su equipo.
Las autoridades barajaron varias hipótesis: corrientes marinas adversas, problemas técnicos o una enfermedad repentina, pero la falta de pruebas llevó al cierre de la investigación.
Laura Miller, la esposa de David, a pesar de su desesperación, mantuvo viva la esperanza, mirando el horizonte todos los días desde su casa junto al mar.
El mensaje en la botella: Una esperanza renacida
Diez años después, mientras caminaba por la playa, Laura descubrió una botella verde que contenía un mensaje desgastado, pero aún legible: