Marina subió la escalera de mármol con el corazón acelerado, sus pasos apresurados resonando por la mansión vacía.

Marina se giró con los ojos brillando. “Lo sé, pero no quiero quedarme por obligación, por lástima o gratitud. Quiero quedarme porque es donde elijo estar”.

“¿Y si te dijera que yo también te elijo a ti?” preguntó Rodrigo, vulnerable, esperanzado.

Marina irritante. “Entonces elegimos juntos”.

Se besaron suavemente mientras Benjamín reía al fondo, persiguiendo mariposas. Allí, en ese jardín que ya había conocido tanto sufrimiento, florecía algo nuevo: una familia construida no por sangre o convención, sino por la consciente elección de amar a pesar de las cicatrices.

El verdadero coraje no es nunca caer, es levantarse, limpiar las heridas y elegir amar nuevamente.

⬇️Para obtener más información, continúa en la página siguiente⬇️

Leave a Comment