-
Calienta agua (que esté caliente, pero no hirviendo)
-
Añade unos cuantos clavos de olor
-
Deja reposar unos minutos
-
Remoja los pies durante 10–15 minutos
-
Sécalos bien después
Este ritual se suele hacer por la noche, como parte de una rutina de descanso.
⚠️ Advertencias importantes
-
No usar si tienes heridas abiertas o piel muy sensible
-
Evitar si eres alérgico al clavo
-
No reemplaza tratamientos médicos
-
Ante cualquier molestia, suspender
💡 La verdadera razón por la que se ha vuelto popular
Más allá del clavo, este hábito funciona porque obliga a detenerse, descansar y cuidar el cuerpo.
A veces, el mayor beneficio no está en el ingrediente, sino en el momento de pausa que nos regalamos.
📌 Consejo final
Si te gusta probar remedios tradicionales, hazlo siempre con sentido común y como complemento, no como sustituto de la medicina profesional.